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Rami Mebarki es un razonudo

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Mensaje  Guttenauer Miér Mar 11, 2009 6:25 pm

GENERAL
Viajes hacia el euskera

El documental 'Bidaia intimoak', realizado por AEK para la Korrika que comienza el día 26, muestra las vivencias de cuatro personas de distinto perfil que aprendieron la lengua vasca
FELIX IBARGUTXI| SAN SEBASTIÁN

Los cuatro protagonistas del documental: Jesús Mari Zendoia, Mixele Aguerre, Tereixa Hernández y Rami Mebarki. /AEK

TESTIMONIOS

JESÚS MARI ZENDOIA
«Nos juntábamos en un local en Vitoria. Todo en plan voluntario. Aún no existía AEK»
MIXELE AGUERRE
«Tuvimos un intercambio con un colegio de Tolosa. ¡Fue impresionante!»
TEREIXA HERNÁNDEZ ADEBA
«Yo no sabía ni decir 'aita' y 'ama'. Cuando acababa la clase me ponía a llorar»
RAMI MEBARKI
«Venir a un pueblo como Goizueta y no aprender euskera no me parece correcto»
Como aperitivo
a la decimosexta edición de la Korrika, que arrancará el próximo día 26 en Tudela, AEK proyecta durante estos días en numerosas localidades vascas el documental 'Bidaia intimoak', de Jon Maia, en el que cuatro personas cuentan cómo aprendieron euskera. Así han resumido a este periódico su viaje hacia la lengua vasca.

JESÚS MARI ZENDOIA ZELAIA
Analista metalográfico (Vitoria)

Quería hablar en euskera con sus hijos

Nació en el Ermua de 1950. Su padre, de Azkoitia, y su madre, de Gabiria, eran euskaldunes, pero la transmisión de la lengua se quebró. «En el Ermua de entonces todos los chavales hablaban castellano en la calle. En la escuela, por supuesto, nada de euskera. Y además, en 1959 nos fuimos a Vitoria. Y allí, claro, se oía todavía menos», resume Jesús Mari Zendoia.
Al acabar el servicio militar, cuando tenía 22 años, comenzó a estudiar la lengua vasca de un modo peculiar: «Nos juntábamos a las tardes en un local. Todo era en plan voluntario. Unas veces una hora, otras veces dos. Entonces no existía todavía AEK».

El nacimiento de sus hijos fue otro detonante: «Tenía claro que con mis hijos debían saber euskera, y profundicé más en el aprendizaje para hablar con ellos. Creo que un alemán, si no habla alemán, difícilmente será alemán, y que los vascos debemos hablar euskera, porque esta lengua no está todavía a salvo. Pero sin connotaciones políticas. Es patrimonio de todos».

TEREIXA HERNÁNDEZ ADEBA
Andereño (Portugalete)

Todo un maratón de un año

Tereixa Hernández Adeba aprendió euskera para trabajar como maestra en Euskadi. Es una historia larga: «Estudié Magisterio en A Coruña. Me separé y decidí venir a Vizcaya a preparar unas oposiciones. No las superé. Vi que había muchas posibilidades de trabajar en las ikastolas, e hice un pacto con la familia: dejaría allí a la hija y me quedaría aquí durante un año para estudiar euskera».

Tereixa era entonces una joven de 27 años. Ahora tiene 53. Comenzó a aprender la lengua en unas clases organizadas por la Cámara de Comercio. «Era una clase de nivel cero, pero los compañeros ya sabían algo, decían 'ama', 'agur', 'aita', yo ni eso. Cuando acababan las clases me ponía a llorar. Entonces, más de una vez, me vino a consolar en profesor, Jon Aurre. Creo que fue gracias a él que seguí en el empeño».

Luego hizo unos cursos intensivos, en internado, primero en Arantzazu, después en Lazkao. «Estudiaba cuatro horas por la mañana, otras cuatro por la tarde, luego me dedicaba a hablar sola en euskera. Vamos, fue de locura», nos comenta satisfecha.

En un año ya había aprendido lo suficiente para vivir en euskera. Primero fue contratada para una sustitución de cuatro meses. Finalizado ese plazo, consiguió un puesto de trabajo fijo en la ikastola Asti Leku de Portugalete, y ya ha cumplido allí 25 años.

Tereixa no estudió la lengua sólo por conseguir un trabajo. «Estoy segura que si fuera a otro sitio a vivir también aprendería la lengua de allí. Y si trabajara como dependiente de panadería también. Para que un pueblo perdure la lengua es muy importante».

MIXELE AGUERRE
Profesora de euskera (Itsasu)

El rock y Tolosa la motivaron

Mixele nació hace 31 años en una familia vascohablante de Itsasu, en el interior de Lapurdi. Acudió a una escuela pública y, paulatinamente, el euskera fue desapareciendo de su vida. «La otra abuela, la paterna, no vivía con nosotros, y ella siempre se había expresado en este idioma. Cuando la visitábamos, nos costaba un gran esfuerzo responderle en euskera. ¡Éramos gascones!». En Iparralde, la expresión kaskoinak se usa para denominar a los que no conocen la lengua vasca.

Durante años, Mixele conoció el euskera en la escuela a modo de asignatura. En la adolescencia, unos amigos le hicieron sentir los grupos Su Ta Gar y Negu Gorriak. Aquello fue la simiente de un gran cambio. «Y por aquella época tuvimos un intercambio con un colegio de Tolosa. ¡Aquello fue impresionante, era otro ambiente! Pero notaba que no podía entrar del todo en ese mundo, porque no sabía el euskera».

En el bachillerato, Mixele se hizo amiga de una chica que le ayudó mucho en el aprendizaje y «luego hice un año en el euskaltegi de Itsasu, en el nivel de perfeccionamiento». Al año siguiente le propusieron quedarse como profesora.

RAMI MEBARKI
Parado (Goizueta)

Un bereber que aprendió «de oído»

Rami Mebarki es un bereber tuareg de 42 años que vive en Goizueta y ahora está en el paro. Es un ejemplo de esas gentes que han aprendido euskera «de oído».

Con 27 años se fue de su Argelia natal a París, con la intención de estudiar Antropología.

Estando allí, y mientras trabajaba en una tienda de macrobiótica, conoció a la que luego sería su esposa, Maite Zugarramurdi. Ella le enseñó las primeras palabras de euskera. Sobre todo, ha aprendido a base de escuchar y poner atención. «Yo soy de África y allí la cultura es sobre todo oral», comenta.

Hace diez años se instaló en Goizueta, en el pueblo de su novia. Al principio recibió unas clases, no muchas, en el euskaltegi de AEK en Hernani. En Goizueta, municipio con un altísimo porcentaje de vascohablantes, no había entonces ni euskaltegi ni nada parecido. También recibió algunas lecciones particulares. «Venir a vivir a un pueblo como éste y no aprender euskera... eso no me parece correcto. Y aprender te ayuda a integrarte», explica Rami.

Trabajó como profesor de francés, inglés y árabe, pero esas actividades finalmente no cuajaron.

Luego comenzó a realizar instalaciones eléctricas, merced a los conocimientos adquiridos en su Argelia natal.

Lo suyo es hablar. «Yo no tengo el nivel suficiente para leer libros de literatura en euskera».
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